jueves, 10 de enero de 2013

... no estela morales: 
estamos en manos de una estela de inmorales. 
(I)
Es dificultoso entender el acontecer venezolano ya sostenido desde hace algo más de dos decenios. Todo lo que sí se puede entender claramente es que la ignorancia es el puntal en el que se soportan los "defensores de la justicia": esos embriagados de poder malhabido e ilegítimo. ¿Cómo es posible que estemos en manos de modelados delincuentes, por la voluntad de los ignaros sólo porque son o aparentan ser mayoría?. El sistema democrático, aunque está claro que en Venezuela no está implementado, sirve poco o nada por ser permisivo y dar libre acceso a todo sin control; por eso hasta el comunismo "es democrático", porque, si la mayoría de un pais quiere comunismo, el comunismo ha de regir a ese país; no obstante, sólo la sangre corriendo por fuera deja pasar del comunismo a la democracia. ¡Caramba, es que con la democracia no es muy posible aprender, y así impera siempre la mala justicia! (injusticia no existe, es imposible, no puede existir, hacerla "existir" es parte de la siembra y cosecha de ignorancia).
Hoy diez de enero de dos mil trece, Venezuela sigue adelante: arrastrando abusos, ilegitimidades, usurpaciones... delitos de todo género (ocultos unos y descaradamente evidentes otros) tipificados como obras de excelencia. Hoy un "tribunal", por tener el nombre de SUPREMO, hizo justicia: la justicia para la cual existe (no existe para la buena justicia y, por ser la justicia lógica pura, no es justo fallos de buena justicia emanados del mal).
Si queremos vivir un poquito más, tenemos que digerir este coctel envenenado que de todos modos terminará envenenándonos; así siempre ha pasado.
Quizá ya el creador de este macabro monstruo (el estado venezolano) ya haya dejado este mundo; quizá no conozcamos siquiera al capitán o capitanes que comandan este barco supuestamente llamado Venezuela; quizá hayamos perdido ya hasta nuestro gentilicio ¿qué seremos, cubirazolanos?; quizá muerte sacrificante hace rato nos sonrie al oído y ni cuenta nos damos; quizá esta nación, mancillada y violada, cual inocente doncella llora y anhela el suicidio; quizá ya está específicamente delineado y programado nuestro desgraciado destino.
Cuando el saber se imponga, habrá perdido la ignorancia y triunfado la consciencia; cuando el saber se imponga, el deber será la causa del derecho y no el derecho la causa del ausente deber; cuando el saber se imponga, florecerá el sistema de gobierno genuino, oculto por la ignorancia, y se verá entonces la justicia bondificada...
 ¡Ay venezuela!, tus hijos más ignorantes, tus hijos menos poductivos, tus hijos más resentidos, tus hijos menos aptos, tus hijos más inconscientes, son los dueños de la voluntad regente del destino de todos... Esa democracia no la quiero ni la querré jamás.


JUSTO LIBERTANTE

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