De Mí

   No sé cómo presentarme, por ahora habremos de conformarnos con saber que soy nadie de importancia: una persona de poca trayectoria y sin mucho qué presentar.
   Las iniciales de mi nombre completo son: J.M.R.; pero por aquí seré siempre Justo Libertante, porque en un país donde la inseguridad lo baña todo, mientras así sea, así será. Quiero dejarle a la humanidad algún fruto de mi cosecha y, como nada de lo que yo diga agradará jamás ni a los adulantes ni a los adulados, la precaución es elemental; hay mucha maldad en el mundo hoy y en Venezuela, desgraciadamente, se desborda entre quienes tienen poder para proteger a la gente y, lejos de tal objetivo, fomentan el caos y la sin razón con la "cultura" del odio. Soy venezolano; capitalino de nacimiento, hecho acaecido en la Maternidad Concepción Palacios (ubicada en la caraqueña avenida San Martín). Mis estudios no están regidos por registro académico alguno que les pueda medir su nivel. De niño y ya adolescente sólo estudié en tres escuelas primarias: Escuela Mireya Vanegas (cuando estaba en El Conde) 3º y 4º grados (me evaluaron y me admitieron directo en tercer grado, porque tenía once años, leía y escríbía, sumaba, restaba y me sabía la tabla de multiplicar hasta el siete); Grupo Escolar Domingo Faustino Sarmiento (en Maripérez y aún allí hasta el presente) 5º y 6º grados (sexto grado lo perdí porque, dado que la maestra no gustaba de mí, opté por no volver y perdí el año); Escuela Municipal Andrés Bello (en Chacao) aprobé con buena nota mi 6º grado, en las noches. Lo demás... lo demás lo he estudiado yo mismo, por mí mismo, para mí mismo, para compartirlo también si así se me permite; todo eso porque desde siempre he entendido que, como el cuerpo, el espíritu y el intelecto necesitan nutrientes que les permitan sostenerse (trascender). ¿Familia? tengo un impresionante montón; pero no la conozco. Tiapa es mi línea materna porque el padre de mi madre (Quintana era su apellido) no la reconoció. Yo sólo conocí a mi ingenua madre, extinta de este mundo hace ya mucho más de un decenio, y a mi único hermano (quien, por desgraciadas circunstancias, de mí nada sabe, ni yo de él nada sé, casí desde el fallecimiento de nuestra madre). De mi madre, igual que mi hermano, soy hijo natural. Decir por qué no llevo el apellido Tiapa, es tema reflejado en mi autobiografía y que aquí pormenorizarlo no viene al caso; nosotros, mi hermano y yo, no llevamos el apellido de nuestra madre. Lo que tengo en mi vida es una historia más, no sé si más o menos dura que otras pero una historia más, marcas que ahondaron mi reflexión prematuramente y que me construyeron como soy y como aún nadie me conoce.
   Soy una persona llena de preocupaciones; eso por no haber encontrado, hasta ahora, un mecanismo que me permita ocuparme de plano en la búsqueda y consecución de soluciones integrales para la problemática de la humanidad: su degradación, pese a los innegables avances tecnológicos y científicos; su confusa conformación; y además, la creciente dispersión entre sus miembros (dentro de casi cada uno de los cuales, el propio pensamiento está fragmentado e inconsistente). No tengo grandes (sumamente importantes e influyentes) relaciones; ya paso los cincuenta años de edad; me he dedicado a estudiar, en el tiempo libre que me deja la ocupación puntal de mi subsistencia, todo lo que he podido. 
   Nunca he querido "componer" al mundo, no, ciertamente no, ese no puede ser el norte de alguien que actúe con sensatez; el mundo lo hizo perfecto La Creación, nada hay que componerle, lo que hay que componer es nuestra conducta y concientización (y el daño que al propio mundo le hemos causado, si es que algún grado de reversibilidad existe aún). Lo que anhelo fervientemente, es poder contribuir a facilitar el entendimiento y ejecución de las obras que no hacemos, porque por no hacerlas sucumbe en desgracias la humanidad.
   De mi, en lo presente, puedo decir: me esfuerzo por tener un hogar, porque no quiero seguir solo; estoy incursionando en el mundo virtual, para explotarlo en pro de comunicaciones profundas que eleven el entendimiento de las personas; anhelo poder publicar mis libros, uno de los cuales no está en la época indicada para su publicación (me costaría persecuciones y sabrá Dios qué otras funestas consecuencias más, e igualmente a quienes me apoyaran en ese proyecto); sigo estudiando mucho, en lo que puedo; admiro a muchas personas que no conozco y ruego a Dios por ellas... Como todo ser humano, he cometido errores (no delitos) y un objetivo claro en mi presente apunta hacia la enmienda en todo lo que sea posible enmendar.
   Además de que resulta complicado hablar de sí mismo, de mí poco o nada tengo que decir: nada, es todo.



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