¡Alto! ¿Tú no
estás con el gobierno?, si es así, esto es contigo.
Tal vez tu
posición sea por desengaño (porque sientes que te defraudaron); tal vez tu
posición sea inexplicable (porque desde el comienzo nunca te agradó lo que como
proyecto de país publicitaban a los cuatro vientos); tal vez tu posición sea
por razonamientos (dado que desde un principio, en mayor o en menor grado,
analizaste palabras y conductas para, frente a las desgracias consumadas en
estos ya casi catorce años, ver con amargura cuán certeras fueron las
conclusiones a las que tus análisis te llevaron; tal vez tu posición sea por
“olfato” natural (porque tu intuición te decía que las cosas no iban a ser como
decían sino muy negativas).
Tú, que no
estás con el gobierno, cualquiera sea tu posición, debes ser soporte primario
del deber ser; es que… si tú no estás con el gobierno, no debes estar con
ningún gobierno. Tú debes ser el preludio del estilo correcto de regencia de
estado y de gobierno en cualquier nación: el gobierno, cualquiera que sea,
siempre debe estar contigo y jamás tú con él; el gobierno debe seguir los
preceptos establecidos por ti para
proteger tus intereses; el gobierno debe ser tu servidor sin decirlo y no
decirlo sin serlo; el gobierno no debe ser gobierno más por mandante sino más por
obediente.
Tú, que no
estás con el gobierno, jamás debes olvidar las desgracias que te has creado
cada vez que sí has estado; nunca debes olvidar las hondas huellas quedadas en
la historia, aunque parcialmente borradas, que te indican infalibles la ruta y
el destino a donde llegas estando con el gobierno (cualquiera que sea); con el
olfato de tu conocimiento y tu memoria huele la sangre de los débiles,
derramada por gobiernos que manejaron a millones que estuvieron con ellos; cultiva
en ti, semillas de aprendizaje, para que pronto coseches los frutos de la
sabiduría (es lo único que desmarionetiza ciertamente); cuando no estés con el
gobierno, porque ya tienes definido que es él quien debe estar contigo, busca a
quienes estén con él y antes que todo siémbrales la semilla que primero
sembraste en ti.
Tú, que no
estás con el gobierno, clarifícate en la ley: investiga a fondo (porque en la
ley, según se la estructure, se cimienta la gracia o la desgracia); indaga si
la matriz de la ley es la conciencia, o si es el litigio protector de aberraciones
de cualquier origen.
Tú, que no
estás con el gobierno, contempla seriamente que tantas desgracias de artificio no
son don natural: la razón la motiva el hecho de que, el funcionamiento de los países en este
mundo, casi todo (por no decir todo) es como no es. Es tan como no es que, en
Venezuela (por citar sólo mi país de origen), en su plastilínica “constitución”
está establecido que “la vida es un derecho humano”. ¿Será que el derecho ama,
es solidario, caritativo, y noble integralmente para ser calificado de humano?,
perdón, no me tilden de incoherente, lo que pasa es que no entiendo; pero… eso
no tiene sentido (si lo tiene, alguien que comente y me lo explique). Entonces
lo más “sensato” es entender que, con eso, lo que se quiere decir es que es un
derecho inherente al ser humano; suponiendo que sea así ¿dónde quedan los animalitos,
las plantas, los minerales, y hasta la vida que da vida que es la misma
naturaleza en grande?. Si le obedecemos a la conciencia, antes que a las aberraciones
portadoras de “derecho” y de “justicia”,
entenderemos que la vida es una propiedad y no un derecho (y que el derecho, en
la acepción que aquí le estoy dando, es también una propiedad). Por cuestiones de
tiempo, no citaré más ejemplos parecidos; tú, que no estás con el gobierno, ve
detallando y fijándote cómo se juega con las palabras y se influye así el
pensamiento de las masas hasta retorcerlo.
Tú, que no
estás con el gobierno, no debes estar con ningún gobierno…
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